Todo empieza cuando somos niñ@s, nos dicen: “estudia mucho”, “saca buenas notas”, “ten un buen trabajo”… Conseguir dinero para poder vivir, casarte, tener hijos y poder jubilarte con una buena pension. Este es un patrón habitual y hay otros.
Cuando tenía 21 años, lo único que sabía era que no quería tener una vida monotona, quería algo diferente y sin ataduras. Poder moverme, tener tiempo, viajar y conocer gente nueva.
Me preguntaba…
¿Habrá otras formas de vida? ¿Trabajos que me permitan ésto? ¿Tener dinero para vivir haciendo lo que me gusta? En resumen, tener una vida acorde a mi estilo y mis principios morales.
La respuesta fue crear mi propio negocio desde cero. Además me permitió ayudar a otr@s a poder hacerlo.
Tras la decisión, me encontré en una situación desconocida …
No sabía vender
No sabía gestionar un negocio
No sabía como comunicarme con eficacia
No sabía relacionarme con empresarios
Me costaba acercarme a un desconocido
Resolver esto era necesario para mí, cada día descubría que me faltaba mucho por aprender y que era necesario para conseguir lo que quería.
¡Identifiqué la solución! Me acerqué a gente que sabía hacerlo para aprender mientras… ¡Creaba Ekotalo!
En el ámbito personal, ese tipo de aptitudes me han acarreado unos beneficios muy grandes. ¿La más importante? Romper con la creencia del no puedo. Cuando decidimos hacer algo, podemos hacerlo hasta que nos demostremos lo contrario. En este caso me demostré que era capaz de aprender, practicar lo que no sabía, identifiqué el sacrificio, el esfuerzo y las recompensas.
En el ámbito empresarial, el crecimiento fue exponencial. Aprendiendo como si no supiera y cambiando la idea de: ¿Hago uno cosa o la otra? a … ¡Hago las dos cosas! De ver con la mente y no con los ojos, a identificar proyectos con un alto potencial de crecimiento. La experiencia y la planificación del tiempo me llevaron a… ¡Cosas que os cuento otro día!
“Cuando dejamos de mejorar, dejamos de ser buenos”